A principios de junio, Cuba se vio sacudida por una protesta estudiantil generalizada y sin precedentes contra el aumento de las tarifas de telecomunicaciones. El 30 de mayo, la compañía telefónica estatal Etecsa aumentó las tarifas de internet. En respuesta, los estudiantes intentaron organizar una huelga general.
Si antes se pagaban 950 pesos por 16 gigabytes de datos, ahora la tarifa básica de 6 gigabytes al mes costaba 360 pesos, pero por 3 gigabytes adicionales se pagaban 3360 pesos, por 7 gigabytes adicionales, 6720 pesos, y por 15, 11760 pesos. Además, también se vendían paquetes adicionales en moneda extranjera: 16 gigabytes por 30 dólares estadounidenses. Cabe destacar que el uso de internet en Cuba es mayor que en otros países de la región: un promedio de 10 gigabytes por usuario
(https://amerika21.de/2025/06/275568/internet-tarife-kuba-proteste).
Los nuevos precios fueron un duro golpe para la población pobre de la isla, que atraviesa una grave crisis económica. El aumento de las tarifas de internet y medidas similares, como se señala en el material de solidaridad con los estudiantes cubanos, publicado por la red argentina Izquierda Web y reproducido por la oposición comunista cubana ("Contra la restauración del capitalismo en Cuba y por la revolución mundial"), "forman parte de una política encubierta de austeridad, al estilo de un clásico escenario 'neoliberal'
(https://www.comunistascuba.org/2025/06/la-juventud-cubana-del-11j-al-par... ).
La nueva medida ha provocado la mayor indignación entre los estudiantes, quienes simplemente no pueden estudiar sin acceso a internet. Exigieron diálogo con representantes de la empresa y las autoridades. El 3 de junio, la presidenta de Etecsa anunció que otorgaría a los estudiantes beneficios adicionales: 6 gigabytes adicionales al mes y un paquete de servicios por menos de 3360 pesos (https://amerika21.de/2025/06/275568/internet-tarife-kuba-proteste).
Sin embargo, los estudiantes rechazaron estas concesiones, exigiendo el rechazo total al aumento de precios y un diálogo real. Declararon que no los mueven intereses corporativos mezquinos: las acciones de la empresa violan los intereses de todo el pueblo. "Rechazamos rotundamente estas concesiones, considerándolas insuficientes y considerando solo a los estudiantes, excluyendo al resto de la sociedad cubana", decía, por ejemplo, un comunicado de estudiantes de medicina de Cienfuegos.
La primera en rebelarse fue la Facultad de Matemáticas e Informática de la Universidad de La Habana. Los estudiantes exigieron a la empresa y a los gobernantes que cancelaran el aumento de matrícula y celebraran una reunión abierta con los responsables de la medida, anunciando el fin de la asistencia a todas las actividades educativas a partir del 4 de junio. A ellos se unieron estudiantes de las facultades de Artes y Letras, Filosofía y Sociología, Comunicación Audiovisual, Diseño, Biología, etc. Desde la capital, las protestas se extendieron a otras universidades del país: en Las Villas, Matanzas, Cienfuegos, Santiago de Cuba, Bayamo, Holguín y Santa Clara. Las declaraciones dirigidas a las autoridades universitarias adquirieron un tono cada vez más radical.
Dado que ni la dirección de la facultad ni la Federación Estudiantil oficial de la FEU apoyaron la protesta, los estudiantes recurrieron a la autoorganización: convocaron asambleas generales, tomaron el control de las organizaciones de base de la Federación y crearon coordinadoras. La convocatoria a una huelga general estudiantil comenzó a extenderse. La administración universitaria respondió amenazando con expulsar a los insatisfechos. En su comunicado del 6 de junio, los estudiantes del Instituto Superior de Diseño calificaron estas amenazas de «violencia institucional», «censura ideológica» y «supresión del pensamiento crítico». Proclamaron: «La Universidad no es propiedad de ninguna autoridad». «…Ser revolucionario», espetaron contra las autoridades, «no significa repetir consignas vacías. Significa escuchar, respetar, construir juntos. Significa abogar por la justicia social, no por el oportunismo empresarial».
Los estudiantes del Departamento de Comunicación y Literatura de la Universidad de Holguín se declararon en huelga indefinida desde el 7 de junio hasta que se levante el aumento de precios. Anunciaron asambleas permanentes en el departamento para organizar la resistencia y coordinar sus acciones con otros centros educativos. "No somos una minoría privilegiada; somos la voz de un pueblo cansado de pagar por la ineficiencia", dijeron, haciéndose eco del sentir de los estudiantes de matemáticas: "Luchamos por la justicia social, no por ayudas".
La protesta estudiantil fue apoyada por profesores de sociología, la Asamblea de Realizadores de Cine de Cuba, el sindicato de trabajadores de la institución cultural "Casa de las Américas"...
Un anarquista cubano, a quien le pedimos que comentara sobre lo que estaba sucediendo, explicó la situación: «El Estado argumenta así (como una corporación capitalista clásica), hasta ahora usando el ejemplo de una sola corporación. Después de todo, es evidente para todos que GAESA (el Grupo de Administración Empresarial de las Fuerzas Armadas) está detrás de Etecsa, y detrás de ella están los militares, el aparato del partido y la nomenclatura estatal en su conjunto». Se está produciendo una huelga en la Universidad de La Habana. Se están celebrando asambleas (…) En las protestas iniciales, los estudiantes dieron un respiro: les permitiremos depositar el doble de dinero (para su teléfono) y wifi gratis en las universidades (el argumento inicial de los estudiantes fue que no se puede descargar nada normalmente con ese internet). Pero los estudiantes respondieron: no aceptamos limosnas, no se trata de nosotros, se trata de todos, y en general, muestren las facturas donde se gastó la moneda de Etecsa. Hasta ahora, los estudiantes solo descargan "redes sociales", sin política. Esto es bueno. Estudiantes de economía, especialistas en comunicación y abogados presentan análisis alternativos de la situación. Lo principal es celebrar las asambleas. El fracaso del gobierno es evidente, no necesita pruebas. La huelga es lenta, pero continúa... La nomenclatura intenta cooptar. Las posturas entre los estudiantes son diferentes. La falta de experiencia es reveladora. Me recuerda a Londres en 2018, ¡pero incluso esto es enorme para Cuba! La Universidad de La Habana está vacía. «Lo mejor, en mi opinión, es la casi total ausencia de consignas liberales».
El presidente cubano reconoció la gravedad de la situación, pero se negó a revertir el aumento de precios. Ante las protestas sin precedentes, el gobierno optó por una táctica más astuta. Funcionarios universitarios identificaron a los líderes del movimiento; a algunos se les ofrecieron sobornos, a otros se les amenazó con causarles problemas a sus familias. Paralelamente, se organizó una mesa de diálogo con un grupo de estudiantes especialmente seleccionados, lo que dio lugar a un comunicado emitido en nombre del estudiantado, en línea con la línea oficial, pero que a la vez creó la impresión de apertura y disposición de las autoridades a escuchar a la opinión pública.
Según la analista Carolina Barrero, esta táctica es un ejemplo de regulación de la disidencia: aislar a los verdaderos líderes, cooptar a los moderados y montar un espectáculo de “reconciliación”. De esta manera, en tres semanas, el régimen logró sofocar las protestas sin recurrir a arrestos masivos
(https://www.infobae.com/america/america-latina/2025/06/30/el-despertar-d...).
Sin embargo, no
se debe dar por sentado que la experiencia de autoorganización y lucha
adquirida por los jóvenes se desperdiciará. Aunque las manifestaciones han
cesado, las redes sociales y los contactos que han surgido durante estas
semanas persisten. Los estudiantes repiten: «Más allá del miedo está el país
que soñamos».
KRAS-AIT
EXTRAÍDO DE: https://aitrus.info/node/6321