LAS COMUNAS LIBRES EN EL PENSAMIENTO DE KROPOTKIN Y LÓPEZ ARANGO
"Una vez abolida la propiedad privada, una vez la gran masa de riquezas sociales puesta en común, las asociaciones libres, agrupándose según sus afinidades, coordinarán su trabajo para proveer a las necesidades de todos. [...] No se necesitará de gobierno centralizado ni de un Estado director; la libre agrupación y federación de comunas serán suficientes para organizar la vida social".
"Cada ciudad, cada pueblo, cada aldea se gobernará a sí misma; federándose libremente con otras comunas, las cuales se unirán por pactos voluntarios en federaciones regionales y nacionales, todas ellas libremente constituidas."
"La comuna no es una unidad territorial impuesta desde fuera: nace de la libre voluntad de los individuos, organizados para satisfacer directamente sus necesidades. No será el municipio de los registros oficiales, sino la libre federación de todos aquellos que deseen unirse para la producción, el consumo, la educación, la defensa común."
"Las comunas del futuro no serán moldeadas según un plan preconcebido; crecerán, se desarrollarán, como los organismos vivos, por la libre acción de los individuos, por la iniciativa local y por la federación espontánea".
"El porvenir pertenece a las comunidades locales, que combinando el trabajo manual con la actividad intelectual, se organizarán libremente para producir todo lo necesario para su consumo y para intercambiar libremente los excedentes."
Este fue el modelo de sociedad que inspiró a las organizaciones obreras anarquistas, las sociedades de resistencia y las federaciones obreras regionales que se organizaron en la Asociación Continental Americana de los Trabajadores, ACAT-AIT en 1929, desde las cuales se criticó duramente la idea de un sindicalismo puro (supuestamente desideologizado) y legalista, y se proyectaba una organización comunista anárquica de la sociedad donde los sindicatos serían disueltos para pasar a ser las comunas libres las que dirigieran todos los aspectos de la sociedad.
Emilio López Arango, uno de los primeros secretarios de la ACAT-AIT escribiría al respecto:
"No es posible olvidar este principio elemental de nuestra ideología: la organización comunista de una sociedad de hombres libres, debe tener por base a la comuna. El sindicalismo no tiene en cuenta la existencia de esos grupos autónomos de individuos, verdaderas células del organismo social, porque para los 'materialistas históricos' las diferenciaciones éticas y étnicas están subordinadas al entrelazamiento creado entre los pueblos de una región o de varias regiones por una industria cualquiera. De lo que resulta que la base de la organización sindicalista está en el principio de centralización industrial —y no en la descentralización de esas monstruosas empresas y trusts financieros que destruyen las características del comunalismo—, con lo que se llegaría, después de la revolución, a crear un Estado sindicalista cuyas células estarían representadas por cada una de las ramas industriales injertadas en el tronco capitalista."
"La comuna libre será la expresión social de la federación de individuos libres, asociados voluntariamente para la satisfacción de sus necesidades y el ejercicio pleno de su autonomía, sin otra ley que el pacto libremente acordado ni otra autoridad que la solidaridad."
"La comuna no será un organismo de poder, sino un centro de producción y distribución; no legislará sobre los hombres, sino que coordinará las actividades sociales. Toda tendencia a convertirla en autoridad será el germen de una nueva tiranía."
"La comuna libre no será el resultado de un decreto ni de una constitución; será la obra viva de la acción revolucionaria de los trabajadores que, destruyendo el aparato de opresión, reconstruirán la sociedad sobre la base de la ayuda mutua y el acuerdo voluntario."
"El sistema económico de la comuna libre presupondrá la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, la supresión del salario y del mercado, y la organización directa del consumo y la producción por los propios productores."
(De "Ideario", recopilación de textos de Emilio López Arango aparecidos en el periódico "La Protesta" y de "El anarquismo en el movimiento obrero", escrito por López Arango y Diego Abad de Santillán).