EMILIO LÓPEZ ARANGO: ORGANIZADOR DEL MOVIMIENTO OBRERO ANARQUISTA LATINOAMERICANO
Por Pedro Peumo.
Emilio López Arango fue una figura central del anarquismo obrero latinoamericano durante las primeras décadas del siglo XX. Nacido en Oviedo, España, el 25 de mayo de 1893, emigró siendo joven a Cuba y posteriormente a la Argentina, donde se integró rápidamente en los círculos obreros anarquistas. Panadero de oficio, su capacidad como organizador, escritor y polemista lo convirtió en uno de los principales referentes ideológicos del movimiento.
Desde 1916, colaboró con La Protesta, el periódico anarquista más influyente de
América Latina, del cual llegaría a ser editor. Bajo su impulso, el periódico
se consolidó como un órgano de combate y reflexión del anarquismo obrero, dando
espacio a debates sobre sindicalismo, comunismo anárquico y antimilitarismo.
Su militancia estuvo estrechamente vinculada a la Federación Obrera Regional
Argentina (FORA), adherida a la Asociación Internacional de los Trabajadores
(AIT), específicamente a la corriente surgida del V Congreso, de orientación
comunista anárquica.
López Arango defendió con firmeza la autonomía organizativa, oponiéndose a la
participación de las organizaciones obreras en la legalidad sindical impuesta
por el Estado. Promovió la acción directa y el federalismo, criticando tanto el
reformismo de los sindicatos “neutros” como el de aquellos ligados a partidos
políticos. Fue también crítico del “anarcosindicalismo” pues consideraba que,
ya que el sindicalismo es un movimiento eminentemente reformista, su adopción
por el anarquismo solo produciría que éste también se volviera reformista. Su visión de la lucha obrera se enmarca en la tradición de las federaciones obreras anteriores a la irrupción del sindicalismo, al que se denominó “movimiento obrero anarquista”.
Según esta visión, los obreros debían prepararse para la revolución social
organizándose en sociedades de resistencia al capital, que no solo hicieran
frente a la patronal en el ámbito laboral, sino que también fueran capaces de
solventar sus necesidades inmediatas, sin recurrir ni al Estado ni a la
patronal. Es por esto que las primeras federaciones obreras se abocaban a la
tarea de abrir locales, centros sociales y culturales, bibliotecas, imprentas, conjuntos
musicales y teatrales, e incluso algunas llegaron a abrir comedores sociales,
talleres, escuelas o policlínicos. De este modo, se aspiraba a aprender
haciendo, y avanzar hacia la creación de “comunas libres”, según la idea
comunista anárquica desarrollada por Piotr Kropotkin.
Durante la década de 1920, López Arango participó activamente en la creación de
la Asociación Continental Americana de los Trabajadores (ACAT), sección
regional de la AIT de la que sería secretario de relaciones internacionales. La
ACAT llegó a agrupar a organizaciones obreras revolucionarias desde Baja
California hasta la Patagonia. La visión internacionalista de López Arango y su
compromiso con la lucha obrera por todo el continente le valieron respeto más
allá de las fronteras latinoamericanas.
Fue autor de numerosos artículos en La Protesta y otros periódicos ácratas
de América y Europa, algunos de los cuales fueron recopilados póstumamente en
el libro Ideario. También coescribió con Diego Abad de Santillán El anarquismo
en el movimiento obrero.
Fue detenido y encarcelado en múltiples ocasiones debido a su participación en
huelgas y por su papel como organizador en la FORA. Participó en la huelga
general de 1918, que estuvo al borde de desencadenar una revolución social en
Buenos Aires, pero que producto de la represión derivó en la masacre de la
llamada “Semana Trágica”, con un saldo estimado de mil muertos. Colaboró
también en las campañas de apoyo a los huelguistas de los talleres metalúrgicos
Vasena y de La Forestal (1918), así como en las estancias de Santa Cruz (1921),
que culminaron en la matanza de la “Patagonia Trágica”. Entre 1925 y 1929,
participó en la campaña por la jornada laboral de seis horas, en la huelga
general tras el asesinato de Kurt Wilckens y en las campañas por la liberación
de Simón Radowitzky y contra la ejecución de Sacco y Vanzetti en Estados
Unidos. Durante ese período, la FORA alcanzó los 100.000 afiliados y La
Protesta llegó a publicarse hasta dos veces al día.
Murió prematuramente a los 35 años, el 25 de octubre de 1929, asesinado de tres
disparos por un miembro de la banda de Severino Di Giovanni. López Arango
sostenía un fuerte debate público con este grupo a través de la prensa ácrata,
ya que condenaba los atentados con explosivos que provocaban la muerte de
inocentes y el daño que provocaban estas acciones a la reputación del
movimiento obrero anarquista.
El legado de Emilio López Arango perdura en la historia del anarquismo
latinoamericano como símbolo de coherencia ética, compromiso militante y
agudeza intelectual al servicio de la emancipación social.
Federación Obrera Regional Argentina (FORA-AIT)
fora.acat.ait@gmail.com