DEL SALARIO EMOCIONAL A LA "LICENCIA POR DESAMOR": LAS NUEVAS ESTRATEGIAS DE EXPLOTACIÓN CORDIAL EN EL CAPITALISMO DEL SIGLO XXI.



Por Pedro Peumo.

Las modernas iniciativas empresariales del "salario emocional" y de la "licencia por desamor", más allá del discurso ideológico capitalista actual, pueden ser comprendidas como mecanismos de dominación y explotación "cordial", donde el capital suaviza su rostro para desactivar la lucha obrera, sin modificar las estructuras de explotación de fondo.

La idea de un "salario emocional" se empezó a desarrollar desde principios de siglo en entornos organizacionales y de recursos humanos, especialmente en países como Estados Unidos y algunos  europeos. Se basa en las teorías de la psicología laboral, industrial y organizacional, de la mano de autores como Maslow, Herzberg o McGregor, que estudian modelos de comportamiento para aplicarlos en reclutamiento y selección de personal, desempeño y gestión de rendimiento, coaching, etc. 

El salario emocional consiste en el otorgamiento de ciertos beneficios intangibles a los trabajadores, como: promover un ambiente laboral "positivo", flexibilidad horaria, trabajo a distancia, premios asociados a la "productividad" o "compromiso", "pausas activas" o actividades recreativas en la empresa.

Estas medidas actúan como un mecanismo de "falsa compensación" que busca producir un efecto en el comportamiento de los trabajadores. Por una parte persiguen generar un apego emocional hacia la empresa. De esta forma, algunos trabajadores incluso se llegan a sentir "más comprendidos" o "más valorados" que en su entorno familiar, lo que los lleva a esforzarse por sobre sus compañeros de trabajo, "cumplir metas" o trabajar por sobre sus jornadas laborales normales, para así seguir sintiéndose "reconocidos". Por otra parte estas medidas pretenden reemplazar o retrasar la reivindicaciones materiales legítimas de los trabajadores, como mejoras salariales, la reducción de las jornadas o condiciones dignas de contratación.

Este tipo de "salario" opera como una herramienta ideológica del capital para disuadir la organización obrera, promoviendo la ilusión de una relación "familiar" entre empresa y trabajador, invisibilizando la contradicción de clase que define dicha relación.

La "licencia por desamor" es una medida se ha empezado a aplicar este año en empresas de Japón y Filipinas. Consiste en un permiso de descanso de entre dos a cinco días para trabajadores que han sufrido una ruptura amorosa. Ha sido ampliamente difundida por los medios internacionales. Se presenta  como un avance progresista y humanizador pero en realidad para lo que más a servido es para reforzar la idea de que la empresa es una institución afectiva que cuida de sus "colaboradores", cuando en realidad es una estructura de extracción de plusvalía. En definitiva, esta medida funciona como una estrategia de relaciones públicas, ocultando prácticas laborales precarias mientras se construye una narrativa de cuidado emocional.

En los países donde estas medidas se promueven, suele observarse un proceso paralelo de debilitamiento o cooptación sindical. La empresa se apropia de discursos progresistas y de bienestar emocional para suplantar el rol de los sindicatos, presentándose como la garante del bienestar del trabajador. Esto contribuye a la individualización de los conflictos laborales, desplazando la acción colectiva, para que los trabajadores pasen a negociar sus condiciones laborales dentro del marco afectivo y no de conflicto con la patronal. 

El anarcosindicalismo, que propugna la autoorganización horizontal, la acción directa y la abolición de las estructuras jerárquicas y estatales del poder (entre ellas la empresa), identifica estas estrategias como parte del capitalismo postfordista, que ya no necesita reprimir abiertamente para dominar, sino que lo hace mediante el consenso emocional y la seducción cultural.

Estas políticas empresariales no representan avances reales en la emancipación de la clase trabajadora. Son más bien formas blandas de control que perpetúan la explotación, desactivan la resistencia organizada y neutralizan la lucha colectiva bajo la apariencia de cuidado.

La tarea de los anarcosindicalistas es denunciar estos mecanismos y fortalecer las estructuras autónomas de resistencia obrera.


PEDRO PEUMO. 2025
Biblioteca Digital Emilio López Arango
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