LAS PROTESTAS DE LOS PESCADORES EN CHILE. LEYES QUE HUELEN A PESCADO PODRIDO.
Por Pedro Peumo.
Primero que todo, un mensaje a los políticos progresistas y los parlamentarios del gobierno de Gabriel Boric: la "Ley Longueira" aún existe, pese a sus acuerdos cosméticos y los cambios mínimos que han negociado junto a la derecha, esta Ley aún define los destinos de la pesca en Chile. Y lamentablemente, gracias a su ayuda, lo seguirá haciendo por varios años más. Así que no nos engañen con declaraciones como: "Este es el primer paso para acabar con la ley de pesca", porque más que avanzar en su derogación, han logrado consolidarla aún más.
"Ley Longueira" es el nombre con que se conoce a la norma que, con la excusa de buscar la "sustentabilidad ambiental", entregó los recursos pesqueros chilenos a un grupo de siete familias multimillonarias que son parte de la oligarquía nacional. Así como el corrupto senador ultraderechista Pablo Longueira, que dio nombre a la norma, la "Ley de pesca y acuicultura" es también una Ley que solo favorece a la patronal y a la corrupción.
Esas siete familias beneficiadas son las mismas familias que por décadas han controlado la economía y la política en el país, constituyendo holdings con inversiones en empresas mineras, forestales, medios de comunicación y pesqueras industriales.
Después se supo que estas familias le pagaron a los senadores (incluido Longueira), y que incluso les entregaron ya redactados los artículos de la Ley para que los políticos los aprobaran.
En esta Ley se creó un "mercado de cuotas de pesca" para pescadores artesanales e industriales, asignando cuotas de pesca por toneladas en un tiempo determinado. Este "fraccionamiento" favorece al sector industrial con cuotas muchísimo mayores que a los artesanales. Por ejemplo, la extracción del jurel se entrega entre un 90 % a 95 % para la industria y entre un 5 % a 10 % para los artesanales, dependiendo de la región; la sardina y anchoveta, un 86 % para la industria y un 14 % para la pesca artesanal.
Los recursos marinos que extrae el sector industrial son destinados casi exclusivamente para la exportación y son transformados en harina de pescado, que es utilizada para alimentar aves, cerdos, ganado, salmones y mascotas. Así, por ejemplo, para producir un Kg de salmón se necesitan 4 Kg de harina de pescado de jurel.
Las empresas pesqueras industriales realizan la extracción a través de la pesca de arrastre, que no discrimina la captura, llevándose en sus redes toneladas de especies vulnerables, como delfines, tortugas marinas y ballenas.
El mercado de compra y venta de cuotas de pesca que se creó en la ley fue ideado no solo para favorecer a los industriales sino que también para corromper a los pescadores artesanales, especialmente a sus dirigentes sindicales, ya que entrega a algunos sindicatos y pescadores individuales cuotas de pesca que pueden revender a los industriales. De esta forma porcentajes de captura que están destinados para la pesca artesanal terminan en manos de los industriales.
La desigual distribución de los recursos entre industriales y artesanales, y el mercado de cuotas, ha provocado que ya no sea atractivo para las nuevas generaciones dedicarse a la pesca, disminuyendo drásticamente el número de pescadores artesanales desde que se creó la ley de pesca en 2002. Se ha producido un progresivo envejecimiento de la población pescadora. La mayoría de los pescadores hoy tienen más de 50 años por lo que en 10 o 20 años el oficio de pescador artesanal podría ser solo un recuerdo, en un país que se jacta de sus más de 4.300 Km de costa.
Sin embrago, la histórica protesta de los pescadores artesanales, que lleva más de 20 años, desde que se volvió a la democracia, ha dado algunos importantes triunfos. Hoy los sindicatos de pescadores artesanales luchan porque se mantenga el fraccionamiento que ya lograron obtener a punta de movilizaciones en la calle.
Lamentablemente los pescadores y sus dirigentes, muchos de ellos favorecidos con cuotas, ya no salen a la calle protestar por la derogación de la funesta Ley Longueira, que está destruyendo su oficio, y solo se movilizan para negociar más cuotas de pesca. Sin embargo, sin la defensa y la demanda de un aumento en las cuotas, cada vez que los políticos ponen en discusión su modificación, se produce un grave deterioro de la calidad de vida de los pescadores y se pone gravemente en riesgo el oficio de pescador artesanal en Chile, por lo que se hace importantísimo apoyar sus demandas movilizados y en la calle, ejerciendo la acción directa.
Debemos avanzar hacia la creación de un movimiento obrero fuerte y organizado que dignifique el trabajo de los oficios, que como la pesca, la agricultura o la construcción son fundamentales para la comunidad, y que haga frente a las leyes que los políticos inventan solo para el beneficio de la patronal.
PEDRO PEUMO. 2025
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