CHILE, PAÍS PEQUEÑO-IMPERIALISTA



Por Pedro Peumo.

Hacia la época en que termina su proceso de independencia política del Reino de España, en la década de 1830, la recién creada República de Chile ocupaba un territorio que colindaba por el norte con el Desierto de Atacama, se interrumpía al sur por las tierras de los mapuche, y seguía hasta el Archipiélago de Chiloé.

Sin embargo, ya desde esos años la oligarquía de terratenientes y mercaderes propietaria del país estaba haciendo planes para la expansión de sus posesiones mediante la invasión de Bolivia y Perú por el norte, y el exterminio de los pueblos originarios y la ocupación de sus territorios en el sur.

De esta forma pretendían extender el territorio del Estado hasta el Estrecho de Magallanes y así controlar el comercio entre el Atlántico y el Pacífico.

Hacia fines del siglo XIX el ejército y marina chilenos, mercenarios de la oligarquía, impulsaron una guerra contra Bolivia y Perú, y gracias al apoyo financiero de capitales ingleses, extendieron las fronteras del país hasta la capital peruana, ocupándola por tres años, durante los cuales oficiales y soldados se dedicaron a cometer atrocidades y saqueos. Finalmente en 1929, mediante un tratado se fijarían los límites entre Chile y Perú hasta la ciudad peruana de Arica, dejando de paso a Bolivia sin litoral y a Perú sin el territorio de Tarapacá.

De esta forma la oligarquía chilena se hizo cada vez más rica, apropiándose de yacimientos de guano, salitre, cobre y plata en territorio boliviano, mientras el pueblo que peleó su guerra pequeño-imperialista retornó a Chile en ataúdes o seriamente herido o mutilado, cada vez más oprimido, explotado y alcoholizado.

Por el sur el ejército realizó la matanza de poblaciones completas de mapuches en la denominada "Pacificación de la Araucanía", y extendió la frontera chilena hasta el Cabo de Hornos. Luego la marina se anexionaría Rapa Nui en la Polinesia y, durante el siglo XX se reclamarían posesiones en la Antártida.

En todas estas acciones expansionistas pequeño-imperialistas la oligarquía debió realizar campañas de propaganda para convencer al pueblo de ir a la guerra y morir por sus intereses egoístas. Por ejemplo, durante la Guerra del Pacífico, solo la promesa de riquezas a través del saqueo del Perú y la conscripción forzada terminaron con cualquier resistencia.

Aunque el pueblo chileno es solidario, con un profundo sentimiento de acogida al forastero, recientemente, producto de décadas de propaganda a través de los medios de comunicación masivos y una educación individualista, capitalista, nacionalista y militarista, la oligarquía ha logrado trasmitir a la mayoría su "moral burguesa" xenófoba, egoísta y racista.

La ocupación de las tierras bolivianas y peruanas, y la implantación de una cultura arrogante y militarista, mantienen hoy a los chilenos en una situación de enemistad permanente con el pueblo boliviano, peruano y argentino. Respecto de éstos últimos, el que los miembros de la Junta Militar que gobernó en la última dictadura se jactaran de su apoyo a Reino Unido durante la Guerra de Las Malvinas, en vez de favorecer por lo menos una neutralidad real durante el conflicto, a provocado una nueva herida en las relaciones entre ambos pueblos hermanos.

Esto favorece solo a esa oligarquía, que mantiene el poder y sus privilegios, gracias a la obsecuencia de la población, y el apoyo de un ejército y policía corruptos, que hacen fraudes, roban miles de millones de pesos, trafican armas y drogas, y se vuelcan contra el pueblo como perros al grito del amo cada vez que éste reclama por su situación de pobreza.

El compromiso de todos los partidos políticos con esa oligarquía y con sus instituciones: con el mantenimiento del "Estado de derecho", el ejército, la policía, la fiscalía y los tribunales, les hace refractarios a cualquier tipo de cambio social.

Será tarea de las organizaciones obreras anarquistas impulsar una campaña antimilitarista contra el brazo armado en que se sustenta todo el aparato del Estado, y así avanzar hacia una Revolución Social que destruya a la oligarquía y libere los territorios ocupados por el Estado para entregarlos a la autogestión, y para que los chilenos por fin podamos volver a hermanarnos con nuestros pueblos vecinos de América del Sur.


PEDRO PEUMO. 2025
Biblioteca Digital Emilio López Arango
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